Nos parece copado reivindicar el #error en todos los aspectos de la vida pero sobre todo el mundillo artístico. Quitarle un poco de peso a la idea de que equivocarnos esta mal. Primero porque creemos que no hay bien o mal en el #teatro, sino que cosas que convienen o no según lo que se este trabajando, pero mal o bien… nahhhhh!!! El error nos dice muchas cosas, entre ellas que estoy probando, que estoy buscando, que me le animo a la cosa, que estoy presente, estoy vivx construyendo aquí-ahora. #Equivocarnos, también, nos permite encontrar otras posibilidades que quizás no contemplabamos y son superadoras, es sin duda un gran amigo creativo. Pero hay que aprender a llevarse bien con el y no castigarlo cuando aparece. Porque ese #juicio que aparece cuando nos equivocamos no es una mas que una #moralina berreta con la dialogamos pensando que las cosas tienen que ser de una determinada manera, o tengo que conseguirlas en un determinado tiempo. Y en el teatro no hay mas tiempos que los propios y no hay mas limites que los que nosotres internamente nos ponemos. Por ejemplo, nos pasa en las clases...donde lo único que puede lograr el error es detenernos, angustiarnos, sentir que nos equivocamos cuando las cosas no nos salen como queremos o como creemos que tienen que ser. Pero la realidad es que en las clases venimos a equivocarnos, no a hacer las cosas bien, si no a #arriesgar, a #encontrar distintos caminos y tirarnos a la pileta. El vacío en estos casos debe ser nuestro mejor aliado, trabajar desde el no se, para encontrarnos en lugares inesperados y poder abordar las situaciones sin ningún tipo de prejuicio de cómo deberían ser y poder sorprendernos a nosotres mismos. Las clases son el lugar para venir a equivocarnos con alegría.
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